Unas viejas que entonan himnos, esos, los de mi abuela.
Una novela y su clásico “Te amo María Eugenia”.
Un perro ladrando.
Un claxon-bocina-beep beep.
Un ritmo: “Juliana que mala eres, que mala eres Juliana…”.
Un celular a lo lejos.
Un reproche: “…dejaste la puerta con el seguro y ahora se cerró, muchacha der Diablo…”
Un motor.
Un saludo: “¡¡Rafelitoooo!!!
Una alarma, la puerta de un coche que se cierra y un motor (o cafetera) que arranca.
Un niño, o varios.
Unas chancletas en paso apresurado.
Un piropo a la gordita.
Un grito.
Una noche/minuto cualquiera en Ciudad Nueva.
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1 comentario:
Lo que es ruido para uno es música para otros.
Yo creo que el señor ruido sólo quiere darte una honesta bienvenida.
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