Díaz y Mercedes, dos más del barrio.
Hermanos, hijos de una misma patria.
Con la olla como denominador común
y el tesón como incentivo.
Dominicanos de pura cepa.
Entrenados por iguales,
por los que no se pueden ganar la vida con el deporte
y picotean granitos para llenarse el buche.
Y son esos, los de abajo,
los que al verlos arriba causan emoción.
Esos que un día los vemos lavando carros
sin pensar dos veces en el potencial que llevan dentro.
Quién sabe,
Tal vez el limpiabotas ahora tendrá algo con que soñar
mientras el hambre le arruya el sueño.
Porque aunque una medalla no te llena el buche
te nutre el espíritu.
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1 comentario:
Cuanta verdad...no te llena el buche, pero te infla el pecho! Otros fueron a competir y no trajeron medallas pero igual ocuparon un lugar importante, poniendo el nombre de dominicana en alto...la mayoría no lo hizo en el podio sino en el esfuerzo.
Me encantó esta reflexión!
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